Ya hace más de un año que en PINAR DE ARAVACA empezamos a tomar medidas contra la pandemia. A finales de Febrero de 2020 al ver lo que estaba ocurriendo en Italia, pensamos que era previsible que en España pudiera suceder algo parecido, y así fue.

Y ha sido el 10 de febrero de 2021, cuando nos han puesto la segunda dosis de la vacuna y con ella, ese paréntesis dramático de un año, parece que se cierra y nos permite relajar, al menos un poquito, todas las medidas necesarias, pero tremendamente duras que cambiaron nuestra forma de vivir y de relacionarnos.

La salud física es muy importante, pero la salud emocional tiene la misma importancia, sobre todo en personas mayores, en los que, por desgracia, la salud física suele estar mermada, por ello, mantener y alimentar los sentimientos es una necesidad vital del ser humano,

En mi opinión este virus nos ha invadido a todos, a los realmente contagiados les ha afectado a órganos vitales, pero al resto, nos ha afectado al alma porque ha atacado a lo más esencial del ser humano, a algo intangible y etéreo, pero muy valioso para todos, como es la necesidad de amar y ser amado.

El COVID-19 es el virus de la soledad, soledad para los moribundos y enfermos y soledad para los sanos.

Este coronavirus ha interrumpido durante un año, los abrazos y besos que son tan necesarios como los medicamentos químicos que nos remedian el dolor y las patologías, pero, desgraciadamente no hay sustancia que cure la soledad y el aislamiento.

De ahí, la importancia de LAS VACUNAS que NO nos inmunizan, pero minimizan los efectos letales de este virus, y ello, nos permite suavizar esas medidas y no sentirnos culpables porque se nos escape un beso o una carantoña a nuestros seres queridos.

Me encanta ver nuestro jardín lleno de sillas empujadas por hijos amorosos, y todavía me gusta más ver las caras de nuestros residentes con una sonrisa imborrable al ver a sus nietos e hijos, y saber que esas visitas han vuelto para quedarse.

Agradezcamos a los científicos su gran labor y disfrutemos de   todas aquellas cosas pequeñas, que esta pandemia ha convertido en esenciales.

M Jesus Béjar Martinez

Directora